jueves, 23 de diciembre de 2010

Prueba pericial en el juicio contra el carcelero Doménico Scandella, apodado "Il Menocchio". Responsable de seguridad del crater 3.225. Obtenida con cámara oscura oculta.

 

Gracias a Doménico, el carcelero, con quién me une un sentimiento de misericordia mutua, he podido obtener los medios necesarios para componer una nueva "canzonetta". En ella he podido expresar el vacío que siento... De esta forma creo que eludiré caer en la locura a la que me arrastra este encierro que dura ya semanas. He memorizado todo porque cualquier otra cosa sería imposible ante el filtro que supone burlar a los vigilantes. Quién sabe si este destierro al final me proporciona el material espiritual para mi gran obra... La "canzonetta" dice así....

                    Estoy cerca del sol y allí las estrellas se me adhieren a la piel
Los mundos tras de mi se agitan impulsados por algún soplo divino...
El vacío estelar, me invade el corazón
Me sumerjo en el mar, en su fondo azul.
Una pequeña luz nació en mis manos y su brillo sonrió
Dulce sensación de un alma que vive más allá, fuera del tiempo
Desperté, y al abrir mis ojos otra vez
Vi una habitación. Silencio y soledad.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Visita de Petrus y su esposa Gunila Von Barembon al prisionero Cyrano. Pase especial.

Cyrano...........................................Petrus............................Gunilla Van Barembon













Hoy he recibido una visita inesperada en este antro húmedo y angustioso. Petrus y su esposa Gunila, han conseguido un pase especial para llegar hasta mí. Tiendo a pensar que esta mujer corpulenta, con voz de trueno, y una inmensa cantidad de carne colgante y perfumada hasta la náusea, ha sido la artífice de este encuentro. He notado, aunque a su esposa esto parecía importarle poco mientras golpeaba con su abanico la cabeza de Petrus, que la transformación de éste en selenita ha progresado desde la última vez que lo vi. ¡Ha comenzado a crecerle una incipiente trompa y cada vez está más silencioso!¡Cómo si de un momento a otro fuese a emitir uno de esos tremendos sonidos selváticos-orquestales con que se comunican!.
La dama, ha mostrado un gran interés por mi situación dentro de la caverna de castigo y me ha prometido la ayuda necesaria para que un hombre refinado y artista como yo, pueda vivir más dignamente y recuperar cuanto antes mi semilibertad, que después del tiempo que llevo aquí, me parece el mayor de los regalos.
Ojalá sea así. Mientras sigo aguardando con paciencia digna del santo Job.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Escrito en la caverna de castigo del cráter 3.225 en el Mar de la Tranquilidad.












He perdido la noción del tiempo.... Aquí no se percibe más que esta lluvia inconstante que yo imagino soledad líquida.... Cenizas licuadas de nostalgia.... ¡Cómo se las gastan los vigilantes!... Visto y no visto.... Sombras emergiendo del mismo suelo.... Deslizándose hasta echarse encima y convertir en sombra el aliento y la mirada... Hasta petrificar los pensamientos. Después, emerger aquí empapado de frío y tristeza. Y de vez en cuando alguien allá al fondo de la negrura insiste en decir: "Los selenitas no existen, los selenitas no existen...". Dios se apiade de mí.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Dibujos y texto confiscados a Cyrano de Bergerac por incumplir el artículo 12 apartado C del Real Decreto para Desterrados y Mediomuertos que dice: "Los selenitas no existen".


Gracias al buen hacer de Petrus, pude tener acceso burlando a los vigilantes, a una pareja de selenitas que amablemente se dejaron dibujar y mantuvieron conmigo una conversación extraña.
Su medio de comunicación es la trompa que tienen a modo de apéndice en la cabeza y que emite sonidos armónicos pero ininteligibles para mí. Petrus hizo las veces de traductor, lo cual le agradecí.
El problema es que las conversaciones con los selenitas y entre ellos son terriblemente lentas, ya que para ellos el tiempo transcurre de forma diferente a la nuestra. Para hacerse una idea de lo que digo, transcribo el cruce de palabras que tuve con el selenita macho que está dibujado a la izquierda:
Cyrano: Gracias por vuestra colaboración....
Selenita: Poooooooopiiiiiiiiibruuuuuummmmmmmmmaaaaagggggggggg (No hay de qué).
Cyrano: ¿Se sienten felices aquí?
Selenita: Paaaaaaaaapeeeeeeeeeprrrrruuuuuuuuuuummmmuuuuuuuuuggggggggggggg (Se hace lo que se puede).
Bien. Simplemente esta conversación duró la friolera de CINCO HORAS Y MEDIA...... Petrus inmediatamente me aclaró que la vida media de un selenita es de DOS MIL QUINIENTOS AÑOS. Brutal. Sobre todo teniendo en cuenta que se alimentan exclusivamente de los ríos de ceniza móvil que fluctúan entre los cráteres.
Ahora comprendía porqué Petrus había alargado su vida mortal y a qué se refería el Real Decreto con la llamada a los Mediomuertos. Petrus era para el Estado un Mediomuerto. Uno que va camino de la definitiva transformación en selenita auténtico y por lo tanto en un ser sin tiempo. ¡Cuánto quedaba por saber e investigar!.... Pero.... ¡No!¡Aquí vienen los vigilantes!¡Nos han descubierto!¡Dios, ayúdame, protégeme.....!.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Extracto del cuaderno de Cyrano usado como prueba testimonial de la desaparición de Lady Le Blanche.

Lady Le Blanche
Ella era mi amiga.
Al menos eso parecía.
Incluso en muchos momentos supo protegerme cuando las lenguas mordaces me acusaban de herejía, traición al estado, calumniar a las autoridades, etc, etc....
Nuestra amistad se cimentó desde el primer día, desde aquel primer encuentro en los salones del duque de Bedford.
Reconozco que quedé cautivado y confuso. La altura de su inteligencia, armonizaba a la perfección con su rara belleza y una capacidad de seducción a través de la palabra, dificilmente igualable. No recordaba haber encontrado muchas mujeres así a lo largo de mi vida.
Mantuvimos una grata conversación y durante el tiempo que duró, no pareció inmutarse ni mostrarse confusa ante la evidente monstruosidad de mi prominente nariz. Yo estaba casado con Jane, aunque nuestra relación se había ido deteriorando con el paso de los años y con el crecimiento inusitado de mi apéndice nasal, de tal suerte que busqué consuelo a mi pasión descontrolada en los brazos y el corazón puro de Isabella de Orsini. Con esto vengo a decir, que el inusitado apego que experimenté hacia la persona de Lady Le Blanche (que así se llamaba la dama) vino a confundir y complicar aún más la ya de por sí extraviada existencia en la que estaba inmerso.
Cuanto más rememoro el tiempo que gocé de su amistad y protección, más caigo en la cuenta de que la mayor parte de su vida siempre estuvo cubierta por una gruesa capa de misterio. Resultaba extraordinariamente difícil conocer con certeza algo sobre ella y el mundo que la rodeaba. Y no digamos sobre sus intereses y proyectos. A veces dulce y comunicativa, a veces dura como el pedernal y otras muchas silenciosa y frágil como un árbol pelado en pleno invierno, cambiaba continuamente la intensidad de su brillante personalidad,  por la que siempre tuve una verdadera devoción más allá de sus tarascadas y devaneos.
Cuando supe de su desaparición, nuestra amistad había languidecido notablemente y con ella mi posibilidad de protección frente a los ataques despiadados del poder. Sin embargo, estoy seguro, que sigue viviendo en alguna otra parte y se encuentra envuelta en nuevas conspiraciones e intereses.
Me pregunto si recordará algo de nuestros gratificantes encuentros. Temo que la respuesta sea negativa, aunque guardo la esperanza de que al menos mi nariz, tan evidente, tan adelantada, tan fuera de su espacio natural, sea capaz de abrir de vez en cuando la fortaleza desprotegida de sus sueños.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

De cómo me encontré con Petrus el selenita

Petrus, el hombre selenita
Desde el valle de las Amazonas hasta el cráter Copérnico, hay siempre un largo paseo, quizá el más interesante y de cierta belleza dentro de esta comarca-prisión que me han asignado.
Me gusta caminar a grandes zancadas lentas y de la mayor altura posible. La ingravidez me hace sentir bien, probablemente como contraste a la inmensa y pesada desolación que siento dentro, y que tira de mí como si quisiese enterrarme definitivamente en este inmenso desierto de ceniza y rocas.
Hoy tocaba día de paseo, así que comencé con el entusiasmo acostumbrado. No había transcurrido mucho tiempo, cuando apareció a mi misma altura e imitando cada gesto, el ser que aquí veis dibujado por mí en unos momentos de descanso y bajo su amable permiso. Me impresiona su mirada que está siempre clavada en su objetivo, en este caso yo.
No resultó fácil conversar con él, porque ha guardado silencio casi toda su vida. Por su manera de estar semiflotando a ras de suelo y su inmovilidad semiabsoluta, se diría que está como muerto. Sin embargo sería un juicio precipitado por mi parte, teniendo en cuenta que es capaz de seguir mis pasos y mantener una sencilla conversación.
Aunque al principio pensé que acababa de conocer a un selenita auténtico, comprendí poco a poco, que era de la Tierra como yo, salvo porque llevaba desterrado en la Luna ¡300 años!. Vivía con su mujer en una de las galerías del cráter Copérnico, y me aseguró que conocía selenitas auténticos, sensiblemente diferentes a nosotros, aunque el trato con ellos estaba prohibido por los vigilantes oscuros de la comarca. Se llama Petrus. Y me explicó, que el aspecto de su piel es el resultado de la acción de los micrometeoritos, y que su sangre hace mucho tiempo que es un río de ceniza. Extrañamente a lo que pensaban, esto les da un grado de longevidad del que de momento no saben fecha de caducidad.
Llegamos a su destino y el mío, y desapareció como absorbido por una de las galerías gritando desde lejos que me presentaría a su mujer en el siguiente paseo.
Esta aparición me ha dejado un tanto pensativo. ¿Ese es el fin que me espera?.